P.d.v:
Mario.
Mario
iba andando, cabizbajo, en su mundo. De pronto, notó que alguien le
daba una palmada en el hombro. Se giró sobresaltado y se encontró
con un chico de su edad, un poco más alto que él, con una sonrisa
en la cara. Tenía una sombra de bigote, negro. Su pelo era castaño
claro, liso, con las puntas abiertas. Tenía ojos saltones, de color
caramelo oscuro. Su piel era blanca, muy blanca, pero no tanto como
la de Valentina, que era casi traslúcida.
–Heeeeeeeeeey.
¿Tú eres el nuevo? Te llamas... Eh... ¡No me lo digas que yo me
acuerdo! ¡Ah, sí! ¡Carlos!
–Uuuuy.
Casi.
–Vale,
bien, estoy cerca... ¡Alfredo! No, venga, fuera coña, te llamas
Mario. Soy Rubén, pero mis amigos me llaman Ralph –Rubén le
tendió la mano.
Mario
la aceptó, aguantando la risa.
–¿Y
yo debo llamarte...? –comenzó Mario.
–¡Ralph,
por supuesto! Bueno, como te veo un poco solitario, y a mí me da un
poco de pena la gente así, te voy a llevar a conocer el sitio. Lo
típico, una visita guiada. ¡Y gratis! No lo puedes rechazar.
–Es
verdad, no puedo.
–Ay,
va, qué buen chico. Bueno, te voy a enseñar lo típico: a quién
debes acercarte y a quién no; a quién debes sonreírle y a quién
escupirle... Esas cosas.
–¿Y
a quién no debo acercarme, así por adelantado?
–Bueno,
a David Kane y, sobretodo, mantente alejado de la morena: Valentina
Galán. ¡Que pesadillaaa!
–¿La
conoces?
–¿Que
si la conozco? ¡Estuve en su clase el año pasado! ¿Y sabes qué?
¡Es una maldita marginada social! Nunca se separa de su amiguito
David... Que, entre tú y yo, yo creo que están liados... Pero eso,
que jamás habla con nadie que no sea de su clase. O... Bueno, en
este instituto hay como dos tipos de personas: los que pertenecen al
Midnight High School y los que no. Por adelantarte algo: yo no soy de
los que encajan.
–No
lo entiendo...
–Los
pijos, los snob, los que gobiernan este maldito Infierno. Valentina y
David son de ellos, pero marginados. ¿Lo pillas?
–Ehhh...
Más o menos.
–Lo
verás claro cuando lleves dos semanas aquí.